Lunes. Desayuno con circonitas

 

Abre los ojos y de reojo trata de mirar el reloj sin alarma. Lunes, demasiado temprano, él ya se ha ido. Como siempre.

El cuerpo se empieza a estirar mecánicamente y trata de dominarlo.
Piensa en el café, cada mañsna piensa en el café y lo imagina, un juego de simulación para no moverse y seguir así, envuelta en el tibio roce de la tela. Es ese instante realmente suyo a la expectativa del siguiente.

De pronto, un gorgeo se acerca a la vida es tiempo de incorporarse despacio y ponerse en contacto con el vehículo para comenzar a andar.


Comentarios

Publicar un comentario