El otro día vi la eternidad

 y comprendí que para seguir aquí tenía que irme lejos.

Quise mirarme por última vez en el espejo para saber quién era y tener conciencia de la que iba a llevar conmigo.

Sabía que no era lo suficiente inteligente para comprender el mal que podía hacer y me cubrí para evitar el miedo.

Siempre el miedo me había desarmado y me convertía en una silueta sin capacidad de respuesta.
Una silueta que se iba derritiendo y perdiendo la forma, hasta que un soplo la volvía a armar evaporando la huella de agua en el camino.
Mil veces, mil de mil veces resucité surgiendo de ese ínfimo lago. Y seguí, sabiendo que sin ser yo, seguía siéndolo, esa cosa que tiene el vivir, que  te hace sentir uno siempre.

No es que quiera seguir o no, simplemente sigo porque parece que hay que hacerlo. Una voz tirana sin sonido ordena vive.

Algún día se desconectará. 

Pero siempre quedará una llama. 

Mientras tanto... 


Comentarios

  1. Siempre me ha fascinado ese estilo tan peculiar tuyo que con determinadas frases o palabras logras abarcar un todo de cada idea.
    Además es una gozada ir desglosando y encontrar las piezas.
    Eso por un lado y por otro, la filosofía que esconde, donde intentas a través de ti desenmascarar determinados misterios de la vida.
    Y ese otro pícaro, espectador y simplista en el que te apoyas y con el que dialogas. Super

    Seguiremos disfrutando de este sol y de la atmósfera bañada y limpia que nos dejó estos días la lluvia.
    Un Kuss

    ResponderEliminar
  2. Eres la leche... has escrito algo extraordinario como si fuera una broma.
    Pensamientos profundos, sentimientos íntimos y mucha verdad.
    Besisimos.

    ResponderEliminar
  3. Una elucubración genial. para leer y reflexionar con calma. Abrazos

    ResponderEliminar

Publicar un comentario