Rosa

Hoy, una voz anciana, su figura dibujada en el sillón y la mirada en otro lado del espacio. 

La observaba, palpaba con los dedos a cierta distancia cada surco de su cara mientras seguía en la atmósfera la inquirtud infantil que había cerrado la puerta unos minutos antes y había dejado una estela de lo nuevo y terso que se seguía mezclando en mi mente. 

Reaccioné con el sonido doliente de su voz:

"Estoy sola y me siento profundamente sola." 

Silencio 

Esperé, quería que siguiera. 

Más silencio 

Rosa, usted no está sola. Es la matriarca, su familia siempre la colocó en el centro a donde acuden todos, pero tiene que comprender que la pandemia... 

"No es eso. Ahora me aguantan, ya soy demasiado vieja y solo sirve mi casa. Ya hace tiempo. La crisis, sabes, la crisis aquella del 2008. Dos hijos se quedaron atrapados. Y perdieron los lujos. Regresaron. 

Volví a ser importante, pero cada vez más vieja. 

No les gustan mi santo, mis velas, mis ruegos. Mi tiempo diferente y caminar más lento. 

No soy tonta y fui maestra desde Franco y traspasé las barreras. Hace 10 años perdí a una hija que desde que enviudó era mi compañera inseparable. Y quien lo hubiese dicho, fui yo la que tuvo que cuidarla. 

Y lloré cada segundo de su dolor que no paraba. 

Silencio 

(Qué difícil es luchar por mantenerse a distancia. Qué ganas de abrazarla. De llenar su vida con seguros y ventajas.)

Antes del virus, iba a las fiestas, a almuerzos o cenas. Y todo se liberaba, era menos evidente. Y no veía la vejez a pesar de los dolores cada mañana. Seguía el ritmo. Se sumó el Sintrom."

Cogió el vaso y sorbió un pequeño trago con dominio y sin  temblor. 

"Hasta el 14 de marzo y el estado de emergencia. 

Se cerraron las puertas, se acabaron los paseos y los almuerzos de los jueves fuera. 

Otra vez el miedo, la incertidumbre, las tensiones y la separación del espacio que se hacía pequeño. 

Y se fue quedando la casa vacía con la cuarentena, sin nietos ni bisnietos, solo mi segunda hija mayor  con un infarto del año anterior y un stent. Venían sus hijas una a una."

Silencio

Rosa, ¿desea descansar? 

"Disculpa hija, te estoy agobiado." 

Oh no, en absoluto. (Y tuve que beber y esconderme en el agua.)

"Y llegó la felicidad, el verano, otra vez los paseos. 

Una madrugada no podía respirar y me fui arrastrando a avisar. De pronto estaba en urgencias, miré el techo para intentar ver esa luz que me iba a llevar. 

No tenía Covid, sino una insuficiencia. Cinco días, una habitación doble, enfermeras. Y el miedo a terminar entre esas paredes los 94 años de mi vida. Sin casa, sin familia. Sola. 

Pero salí y volví a mis cosas, a mí santo, junto a mi segunda hija; la visita de dos nietas, dos nietos y sus pequeños."

Ve Rosa, no está sola. Debe sentirse dichosa. 

"Estoy dichosa de seguir teniéndolos, eso sí. Pero me abruma la soledad de mi propio cuerpo, que ya no puede salir, la carga que representa y siempre el encierro. Ahora estoy también encerrada en mí y absolutamente sola."

Llamaron a la puerta. Estaba como clavada al sillón frente a Rosa y me costaba verla con lágrimas que no quería que viera. 

Me levanté, abrí la puerta y allí estaba la cara sonriente de Clara que saludó con entusiasmo. 

"Qué tal mi mamá hoy ¿Acabó la sesión? " 

Rosa hizo un esfuerzo por levantarse, nos acercamos a ayudarla. Me dio un beso, me dejó un gracias y volviéndose hacia su hija:

"Sí, ya acabó por hoy." 



Lo que escribí no es ficción. Solo cambié la identificación personal. 


Ellos no sólo representan el pasado inmediato sino todo lo que hemos heredado. El porvenir. 




Comentarios

  1. Acabo de llegar al final con ese nudo tan característico, le doy a introduce tu comentario, tengo tanto y ya ves.
    Querida, como sigas poniendo estas cosas, vamos a dar un golpe de pandemia ya. La vamos a sitiar y toque de queda al viralmundo de 12 a 0 y de 0 a 12
    Que todo esto sea un ¡basta! Basta de encerrar a los ancianos a cal y canto. Basta de ocultismo. Basta de tapaderas. Basta de indiferencia y egoísmo. Basta de lo que no sabemos. Basta.
    Un Kuss emocionado

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    1. Si Marcel. Basta, tiene que ser la palabra de todos. Que se sume y haga tanta fuerza que una mañana limpia y serena de pronto haya desaparecido toda la pesadilla
      Un Kuss

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  2. Comentaré cuando deje de llorar.
    Duele lo que toca tan cerca, tan dentro.

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    1. A mi me ha dolido y echo en falta las visitas que nos interrumpieron.

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  3. Yo es que no sé qué decir... es tan evidente el abandono, la Soledad, sobretodo la que va por dentro, que es imposible decir nada más.
    Ya está todo plasmado por ti.
    Un beso enorme.

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    1. Yo tampoco sé qué decir. Porque también hay otras soledades que siempre han estado ahí.
      Qué nada te afecte a ti. Lo importante segur haciendo.
      Una noche bella y serena

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  4. Se me han ido las palabras y quería que lo supieras.
    ................... .................. ...........
    Pero no, algunos tendremos que reaccionar. El problema no son los gobiernos ni el sistema ni rl virus ni las residencias.
    El problema está encerrado en la total indiferencia y/o rechazo de la población humana que, a diferencia de oras especies, abandona a sus mayores y si pueden los tiran como ropa vieja.
    Luz, tienes aquí mismo a tres personas que reaccionan como tú que lloras y luchas por ellos, por otras personas que tirnen derechos y que ya cumplieron con sus deberes.
    Piensa, cuántos más, cuántos.

    Pero hay un pretexto, los gobiernos, las instituciones, la pandemia.
    Bendita pandemia que ha quitado las máscaras y ha puesto mascarillas para que no se vean vean los rictus.
    Tienes a la cuarta.
    Tq

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    1. Una aclaración: no toda la especie, hay sociedades con tendencia arcaica no occidental (esta con el mito a la juventud y la belleza), que todavía respeta a sus mayores.

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    2. Camill,

      Yo creo que es tal la conmoción, la inseguridad, las mentiras, el miedo y la realidad (es que vivimos con la amenaza constante del aislamiento si es que todavía no se está) y que solo nos empuja a salvaguardar, para sobrevivir, nuestro entorno.
      Nos interesan las familias y amigos de todos los días en donde casi todo está "prohibido". No eran muchos los que visitaban residencias pero la mayoría tenía su círculo. Teníamos abrazos, besos, compañía no solo convivientes. Viajes de ida y vuelta para hijos o padres o nietos que vivían lejos o aquel amigo. Libertad.
      Rosa dice que salía de paseo, iba a fiestas y almorzar afuera, hasta el estado de emergencia, algo que no sólo le pasó a ella sino a los demás también.

      La pandemia ha restringido la libertad (esa de andar por casa) en todo el mundo.

      Rosa, representa la convivencia anciana. Y por supuesto al verla, nos lleva a algunos a los que están encerrados, manipulados y en silencio.

      Yo sentía necesidad de traer a Rosa que sí se puede manifestar.

      Y lo que tú dices es la trágica circunstancia en que se encuentran personas en las residencias . Que están completamente aisladas, no tienen contacto alguno con los habitantes de su pasado y lo que ellos construyeron.
      Qué vamos a hacer

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  5. Un fenómeno como el que estamos viviendo, no nos hace ser mejores o peores, sino lo que somos.
    Y no se puede obligar a ser.
    Me ha llegado profundamente Luz, es muy difícil llegar al final sin lágrimas.
    Besos

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    1. Me encanta lo que has puesto, es verdad, se puede obligar a cualquiera, al mundo entero pero no cambiar lo que Es.

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  6. hola querida Luz, un relato estremecedor..
    La soledad no tiene rostros ni edades.. A veces estamos presos de nuestros miedos, e incertidumbres
    Sin dudas todo lo que sucede en el mundo nos pone en "alerta" y no todos reaccionamos de la misma manera..
    Los adultos mayores doblemente expuestos a TODO , al abandono, a la falta de contención, a la incomprensión de su propia familia, a esto tan difícil de sentirse totalmente prescindibles y lo que es peor, una carga para hijos y nietos genera un sentimiento terrible..
    Creo que todos somos un poco "Doña Rosa", esperando el abrazo , la sinceridad, la protección y sobre todo el amor y el respeto..
    Te pido disculpas porque había quedado en pasar y estuve ausente un tiempo por mi salud...recién retomando y comenzando a visitar a tanta gente linda a quienes deseo leer y comentar..
    tu blog es precioso, sumamente interesante.. Felicitaciones
    Un abrazo grande y que tengas un enero feliz junto a los tuyos lleno de esperanza

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    1. Oh Eli, por un lado qué alegría reencontrarte y saber de ti y por otro, preocupación. Es algo leve, verdad? Cualquier cosa que necesites avisa, por favor.
      Ya me parecía que algo pasaba, no estabas en ningún lado y se te extraña porque eres especial, siempre repartiendo ternura tan necesaria.
      Espero que te hayas recuperado totalmente y a seguir.
      Y pienso exactamente como tú , la soledad no tiene edad ni raza ni país.
      Y los motivos son tan distintos.
      Gracias por tus palabras y no te alejes mucho, porque haces falta en todos lados y aquí.
      Otro abrazo fuerte de una orilla a la otra con todo lo mejor.

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  7. Si la situación para nuestros mayores era mala antes de la pandemia,... con la covid19 la situación se ha vuelto terrible para muchos de ellos. Me ha encantado esa frase "Ellos no sólo representan el pasado inmediato sino todo lo que hemos heredado. El porvenir."

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