Tú: Oh sí, agradezco a todos los que me dijeron “No”. Le dieron resistencia a las alas. Yo: iba a escribir que te entiendo (a partir de mis propias experiencias) pero lo he pensado mejor. Un ejemplo. Hace poco me reencontré con una buena amiga de los tiempos de Maricastaña. Nos alegramos los dos (creo, al menos a mí me dio mucha alegría). Sentados en un banco del parque con mascarilla, a metro y medio, evocamos “aquellos tiempos”. Me sorprendió que demostrase el buen recuerdo que tenía de mí (y parecía sincera, yo pensaba que me aborrecía). Casi no me dejaba hablar, me contaba cómo había ido su vida, su matrimonio, sus dos hijas, su separación, su vida actual. En un momento me miró a los ojos, se puso seria y me dijo: “¿recuerdas aquella noche en casa de X? todo mi cuerpo pedía un sí, te dije no, siempre me he arrepentido”. A buenas horas, pensé. Nos acariciamos las manos y nos fuimos cada uno por nuestro lado. Sí. No. Perdón por mis batallitas.
Me encantan esas "batallitas" tuyas y bueno, es así, la contante elección del sí o el no, a veces se acierta y otras nos deja con el porqué no... y una lista grandes de verbos. O si hubiese... Qué complicados somos.
Yo agradezco a los que me dijeron si. Si puedes, sí eres capaz, sí es para ti. Si me hubieran dicho que no, me habría costado mucho más llegar a ser. Besisimos.
Es cierto, cuanta fuerza fuerza tiene un sí de los que mencionas. Ahí el si es una palanca que levanta todo tu mundo. La negación sería fatal. Besisimos
Me apunto al café y te dejo una sentencia "No es una frase completa"
ResponderEliminarVaya Ester., compartir el café y semejante frase. Guau.
EliminarPor un bonito Jueves.
ResponderEliminarMe apunto al café y a los bombones. Hoy desayuno contigo. Porque todavía no he desayunado.
Feliz día.
Besos enormes.
Genial, qué bueno María, jueves de trabajo y un descanso contigo con café y bombones.
EliminarOtro día quedamos para almorzar...
Besos enormes
Tú: Oh sí, agradezco a todos los que me dijeron “No”. Le dieron resistencia a las alas.
ResponderEliminarYo: iba a escribir que te entiendo (a partir de mis propias experiencias) pero lo he pensado mejor. Un ejemplo. Hace poco me reencontré con una buena amiga de los tiempos de Maricastaña. Nos alegramos los dos (creo, al menos a mí me dio mucha alegría). Sentados en un banco del parque con mascarilla, a metro y medio, evocamos “aquellos tiempos”. Me sorprendió que demostrase el buen recuerdo que tenía de mí (y parecía sincera, yo pensaba que me aborrecía). Casi no me dejaba hablar, me contaba cómo había ido su vida, su matrimonio, sus dos hijas, su separación, su vida actual. En un momento me miró a los ojos, se puso seria y me dijo: “¿recuerdas aquella noche en casa de X? todo mi cuerpo pedía un sí, te dije no, siempre me he arrepentido”. A buenas horas, pensé. Nos acariciamos las manos y nos fuimos cada uno por nuestro lado. Sí. No.
Perdón por mis batallitas.
Me encantan esas "batallitas" tuyas y bueno, es así, la contante elección del sí o el no, a veces se acierta y otras nos deja con el porqué no... y una lista grandes de verbos. O si hubiese...
EliminarQué complicados somos.
Yo agradezco a los que me dijeron si. Si puedes, sí eres capaz, sí es para ti.
ResponderEliminarSi me hubieran dicho que no, me habría costado mucho más llegar a ser.
Besisimos.
Es cierto, cuanta fuerza fuerza tiene un sí de los que mencionas. Ahí el si es una palanca que levanta todo tu mundo. La negación sería fatal.
EliminarBesisimos
A veces un no es imposible:
ResponderEliminarhttps://i.postimg.cc/LshL0DH3/Pienso-en-ti.jpg
Es por la tarde, me tomo un buen café contigo y el no es ¿NO?
ResponderEliminarUn abrazo.
Que bueno estuvo el café contigo Mari Carmen.
EliminarEl no es no, a veces sí, a veces no. 😁
Un abrazo