Je veux les lèvres secrètes. (Pasión oculta)

Todavía no se iba el invierno. Finales de febrero. El año igual de complejo. 

Y me sentía estúpida e indecisa.

Por fin algo de movimiento con la mochila cargada de uso y de mis tantos yo acumulados.


Seguía haciendo de estatua. Rígida como la calle y la pared, en medio de pasos dinámicos, huellas anónimas que escondían la boca. Un rostro mitad tela mitad pelo y ojos. 

Y traté de sentirme más chula, crecer la pose para evitar el hundimiento. De lo que no podía entender. 


Y siempre terninaba de cara a la pared. 


Dos meses después. 
La intensidad del cambio. Él sin uso ya


al despertar el bullicio natural entrometido, dialogando en los árboles. Los gritos y rumores salvajes. Las vacunas. Allí lo vi. La primera, la segunda, la inmunidad. 

Las ventanas abiertas. 


Solo cuerpo y ojos, el pelo creciendo. No hacia falta más junto al quiero.

Quería verlo.

Y salí con rumbo definido buscando los ojos. Ojos que decían "espejos del alma" y era lo poco que estaba a la vista. 

Ya se iba acercando, bastante ceñido, ropa de segunda piel, resaltando lo viril para comprensar la falta de boca, de sonrisa astuta y maliciosa como la deseada. 


Bajó los párpados ¿Un vínculo con candado?

 
Tiempo indefinido. Mitad alumbrado, mitad ocaso. Ceguera a medias y perfume a sándalo. 

Se detuvo. Al fin. Después de una semana interminable de prófugos anónimos cruzando miradas y sensaciones individuales a través de la pupila. Simple señal sin más piezas para ratificar "algo". 

Necesitaba  de pronto esa boca, solo esa. ¿Y si escondía otra? 

Se iba cayendo la noche. Él y yo figuras que no avanzaban ni retrocedían. 

Tuve que hacerme luz. Lámpara salvavidas. 

Prófugos de la calle llegamos a una guarida. Sin testigos. Y como un ritual perverso, como strip tease profano, fue lentamente bajando la mascarilla. Y allí, la boca, el objeto divino del deseo, húmeda, sedienta y caprichosa. 


Sublime y real. Por fin estaba completamente desnudo. Desnudos. Dando vida con los labios a los ojos que eran fuego y codicia. Caricia. El impulso supremo de fundirse y ser uno. 


Estoy siendo mujer que renace en el límite perfecto de dos  bocas. 


Mais je t'aime

Libres al fin (por ahora) 

Comentarios

  1. Te aplaudo y me congratulo de llegar a leerte, es una experiencia de vida, de lectura de sentimientos. Un abrazo enorme

    ResponderEliminar
  2. Alucinante, Luz.
    Lo has llenado todo de chispas de deseo.
    Ays....

    Besisimos

    ResponderEliminar
  3. "Ellos se conocieron por casualidad, que es como se suelen encontrar los grandes amores, casi siempre por casualidad, por una llamada equivocada, por un encuentro fortuito. A ellos lo que les pasó fue..."
    Eduardo Galeano

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. "...a veces es cierto que los amores a primera vista existen. Bueno, ¿ es que acaso hay otros?"

      Eduardo Galeano

      Eliminar
  4. Has relatado un maravilloso lenguaje que se pronuncia a través de las emociones; esas que exudan más allá del universo de una mirada, que florece y se muestra desde ese latido que, in crescendo, toma protagonismo bajo el perfil candente de unos labios que anhelan desnudarse y beberse…

    Precioso… Un verdadero placer leerte, querida Luz…
    Yo voy regresando poco a poco por los blogs, tras mi ausencia…

    Abrazos enormes, y muy feliz tarde 💙

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué bello lo que has escrito Ginebra. Gracias por cerrar el relato y poner el broche con las emociones.


      Ya sé que estabas malita desde tu cumpleaños y con preocupación ante no saber qué. Espero que sea como dices y vuelvas a la acción plena llenando no solo tu vida sino aquí también.


      Abrazo enorme por una recuperación total y volver a compartir con felicidad, alegría y compañerismo.💜

      Eliminar

Publicar un comentario