Empieza mayo con su festivo. Salónica aquel 1 de mayo

 Han pasado ya... ¿Cuántos años ? Once. 

Primavera de 2010, cuando nos escapamos a Salónica. Llegamos el 30 de abril con un día radiante. La abuela de Carlos tenía una casa en Kastra. Nos bastaba una semana como las veces anteriores con largas caminatas por el paseo, el mar y los ocasos y esa inclinación velada de la luz. 

Pero la crisis del 2008 había llegado a su punto álgido y el 1 de mayo, el presidente anunció medidas de austeridad sin precedentes. No le dimos demasiada importancia en nuestra burbuja disfrutando de la generosidad de la brisa, del barrio en el casco antiguo, abrazados por las calles estrechas y pintorescas y degustando los tropecientos quesos en los manjares que preparaba Aelai, nombre que la identificaba perfectamente: "torbellino", una tormenta de acción, entusiasmo y dedicación. 

Pero ese 1 de mayo se transformó en inolvidable. Salimos antes de almorzar y de pronto nos vimos arrastrados por una muchedumbre colérica, la marcha de protesta por las medidas impuestas. Todo se fue desbaratando de tal manera que no se pudieron evitar los enfrentamientos violentos entre manifestantes y policía antidisturbios.

No sabíamos como salir de ese infierno ya sin bolsas y con pánico. Hasta que pudimos refugiarnos en un edificio cuando se abrió una puerta salvadora. Subimos a la terraza y desde allí más tranquilos y hambrientos seguimos observando.

Cuando todo parecía estar tranquilo pudimos salir y llegar hasta Aelai que nos dio el asilo más increíble que pudimos imaginar. 

La escapada no fue la esperada pero sin quererlo fuimos parte de una manifestación que no representaba la costumbre celebrada en honor a... cada 1 de mayo.