Misterio en Pueblo Chico (1)

 Habíamos llegado a última hora de la tarde. 


Después de cenar salí hacia mi primer hogar. 

Era de noche, llovía con fuerza y a través de la ventana, una cortina imparable iba resbalando en el cristal hacia el jardín .

Dentro, la mansión abandonada y las dos figuras suspendidas en la belleza inquietante de la pared alumbrada por velas agitadas temblando en la humedad del vacío y los años. 

Mis ojos se iban llenando de historia vacilante  solo velada por palabras añejas y lejanas excluidas de la escena. 

Con una lámpara de gas antigua fui subiendo por la escalera, necesitada de ellos. Llegué a la habitación donde había ocurrido, me faltaba aire y el corazón lo sabía. Olía a un ahogo rancio y espeso. 

Allí, permanecía la cama deshecha cubierta de años y aislada del mundo sin más siluetas que las suyas. 

Fijé la mirada y todo empezó a cobrar vida, como dentro de una bola cristal:

"Ella estaba estirada inerte con un brillo fijo en los ojos de caoba, él golpeaba insesante sobre ella que apenas movía los labios, sacudiendo y asediando sin reparar en la demora de respuesta. 

La  gran tormenta asolaba la mansión mentras él seguía rompiendo la noche hasta el grito salvaje. 

El impacto del sonido agudo y agreste alarmó al servicio y  se fueron encendiendo las llamas que llegaron titilando dementes hasta el arco de la puerta."

Un trueno. Como una burbuja se rompió la bola de  cristal  y todo se volvió a centrar en la cama vacía y sin vida. 

Miré alrededor, fotos ocres con sonrisas y miradas secretas. 

Tules y encajes deshechos. 

No recogí las fotos. No sé por qué ya nada me retenía ni tampoco la necesidad de saber. 

Cerré la puerta gastada, subí al coche y conduje de memoria hasta el pueblo. 


En el hotelito, Leticia quso saber. 

-Nada, ningun indicio. 

-¿Escuchaste el llanto? 



Hacia 24 años, ya adolescente, que la policía la había interrogado junto a la niñera. Nunca se supo qué había pasado con sus padres. Jamás encontraron sus cuerpos. Ninguna señal. 

El servicio desesperado respondía que nadie había salido en esa noche de los demonios. El mayordomo estaba despierto aún en su habitación y quedaban dos criadas disponiendo el desayuno de la mañana. 

Le contaron que la niña de un año no estaba sana y salva cuidada como siempre por Leticia. La encontraron empapada en el jardín sin ninguna explicación, salvo la actitud de la niñera que salió a buscarla enloquecida. 

Desde ese instante cada noche de tormenta un grito salvaje se une a un llanto infantil en el desamparo de las tierras abandonadas.


Solo queda eso de mi pasado junto a una mansion abandonada y un llanto mío que no puedo oír. 


La casa de El Cojuro. 

No tiene nada que ver en esta historia, pero es muy interesante y lucrativa la suya. 


Comentarios

  1. Ufffff qué miedo da... y no se sabe qué pasó...
    Jo
    Besisimos

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    1. Jajaja, no es de miedo la verdad. De momento no digo más... :)
      Besísimos

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  2. De momento no me atrevo a decir nada porque con ese (1) no se puede saber. Pero me ha gustado mucho la narración, que podría ser una más de suspendo, pero me da que no. Creo que hay una trampa.
    ¿Ya la tienes escrita?
    Así que a la expectativa.

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    1. Lexter ya verás que no hay ni suspenso ni trampa. Es más simple todo. :)

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  3. Acabo de llegar a la primera parte y ahora voy a por la segunda... también esperaba una trampa acechando por ahí (soy de esas personas que ve trampas en todas partes)

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    1. Jajaja, como ves es muy simple no me aparté de la realidad y sí con la imaginación.
      No hay trampa, pero tal vez me gustaba saber, partiendo de esta parte y luego en la siguiente y en esa situación como la mía, muy simple y real, qué desenlace podían darle otros.
      Residí durante seis meses por trabajo dentro del territorio y en el tiempo libre recorría todos los rincones y me interesaban esos pueblos abandonados o casi y me intrigaba qué hacía la gente que había vivido allí y sus descendientes que emigraron y dejaron todo atrás. Y las historias que contaban los que aún quedaban.

      Y ves... Tú dejarías trampas :))

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  4. Haces a lo Cortázar, no el estilo ya que el de ambos es diferente aunque trascienden. Dejas el texto ahí sin crear sentencias o pensamientos puros, sino para el libre albedrío de los demás. El lector activo. Y en este caso lo complicaste más planteando una incógnita: por qué empieza el primero de la nada sin las referencias del segundo. Y por qué hay una segunda parte en la que sí hay trampa porque dejas allí unas referencias aisladas de este que sin eso es fácil perderse y más difícil de interpretar.
    Me ha parecido genial. La realidad se mezcla con lo imaginado, donde podría tratarse de miedo y fantasmas, de viajes y descubrimientos y en definitiva no es más que un relato de lo habitual en los pueblos y de lo que te vas encontrando. ¿O no? O_O

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    1. Creo que me has calao un poco... Muchas de estas cosas son recuerdos. Cuando escribes lo tienes nes claro para ti, lleno de imágenes y sucesos.
      Pero el que lee no tiene todo ese material, así que supongo lo va armando a su manera.
      Y eso me gusta mucho, porque de pronto te sale un lector y como soy de notas, de apuntes, de dibujos sin publicar es una experiencia super, leer un comentario lector.

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