Los dioses del poder

Era tan poderoso. A veces se preguntaba qué le faltaba y no encontraba la respuesta. Estaba llegando al hastío de no ser por la fuerza que le daba el poder. 

La cuestión era seguir, porque no sabía qué, pero quería más. 

Escogía sacando provecho entre lo malo y sobre todo de lo peor. Lo que otros no llegaban a alcanzar, él sí lo hacía. 

Todo era suyo, ella, los hijos y el mundo. 

Ella era lo único que nunca había cambiado desde aquella calle sucia del barrio sin nombre. El que prohibió. 

Apenas le duraban las y los amantes en noches de orgía, alcohol y coca. 

Habían pasado 20 años. Vivía en el Olimpo y no faltaba casi nada para ser el dios de los dioses. En eso estaba. 


El 10 de enero de 2016, mientras permanecía en Daasanach,  llamó a la puerta Rake, que al entrar mostraba un rostro ceniciento y ajado. 

Bastaron tres palabras titubeantes para derrumbar su torre. Los cimientos acababan de destrozarse. Ya no iba a tener nunca más lo que más quería. Las raíces. 

Ella... Los niños... El accidente...



Se convirtió en un amargado y fracasado. Un sádico Frio y sarcástico. Siempre había estado insatisfecho, ahora no era más que vacío, un vacío absoluto. Ya su rencor no solo ignoraba como antes a quién hacía daño sino que era  el único placer en una carrera sin meta.

Pero estaba "él". No se sabe cómo pudo introducirse en el despacho de oro, un simple administrativo con un solo plan:  hacerlo caer.


El 10 de enero de 2020, el magnate Arnold Williams Zimmermann fue encontrado muerto en la zona de Jackson Heights, a pocos metros de las filas de miserables infectados que permanecían apáticos en la entrada al hospital Elmhurst esperando la consulta y el tratamiento "por gripe..."



Comentarios

  1. No se cuanto de cierto hay en tu historia, y cuanto de novela pero el texto no deja indiferente. Un abrazo

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    1. Creo que en toda historia siempre hay algo cierto o una mezcla de mensajes.
      Aunque un magnate como ese ya hubo muchos "suicidados" en la historia cuyos motivos siempre son secretos con una cabeza de turco: el contable, el portero.
      Todo sigue como lo propuso Agatha Christie. :)
      Abrazos Ester

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  2. Hola, me gustó conocer tu blog y gracias por tu visita. Me gustó esta historia, creo que lo dioses tampoco son eternos. Un saludo.

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    1. Oh, que sorpresa... Todo fue por casualidad, como no tengo mucho tiempo no me es posible comentar como debería ser.
      Pero estaba leyendo un blog y aparecías tú con una respuesta que me gustó y así te descubrí y te dejé unas palabras.
      Un saludo y bienvenida.

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  3. Bueno...no da lástima. Si la historia es cierta lo tenía merecido, al fin y al cabo el poder no sirve con la muerte.
    Besisimos.

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    1. Es todo tan complicado. Y se especula tanto con personas que están fuera del alcance de todos que descubrir su verdadera vida, acción e intimidad resulta imposible.
      (pero sabes, yo creo que son humanos todavía y muy distintos no deben ser.) :)
      Besísimos

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    1. Qué extraño, cuando un comentario se arrepiente... :)
      Da para imaginar y es tan activo como si no se hubiese eliminado.
      Y de Volarela, a ver si en otro momento regresa.

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