La familia Fernández Plaza


Mi familia no está bien. Ha llegado a una encrucijada después de un ciclo de 78 años que empezó con la frescura y lozanía de dos jóvenes en la búsqueda de su destino y la piedra fundamental en un nuevo hogar.

Un hogar que se llenó de dolores de partos, entre risas y pañales, fiebres y urgencias. Donde se fueron modelando mis hermanos, una tía soltera que un día se fue a otras tierras a hacer la América. La visita diaria de la abuela viuda. Cerca de tíos y primos y una selva de amigos variopintos.

Se casó la primera y en otro sitio vivió su primerizo, así hasta el quinto. Y poco a poco todos, menos una que permaneció soltera.

Mis padres se fueron llenado de nietos y satisfechos presenciaban la segunda generación y la tercera... Su hogar seguía siendo el centro. Murió mi padre y quedaron en él mi madre y mi hermana.

Siguieron los años felices. Festejando cumpleaños y las fiestas todos juntos.

Tristezas por supuesto, algunas enfermedades más o menos graves y algunos que se "fueron".

Hasta abril de 2020 en que todos quedamos atrapados, se suspendieron abrazos,  celebraciones y mi madre se quedó con una hija y el cetro.

Mientras todos seguían diciéndose ya volveremos... con tartas y apagando velas por Internet entre besos y achuchones cyberneticos. 

Nadie se ha contagiado "el virus", solo dos positivos sanos en cuarentena. 

Mi madre fue ingresada hace dos meses, su corazón ya débil, hasta que fue dada de alta a la semana y un nieto permanece en cuidados intensivos por enfermedad crónica. Familia repartida y con problemas cada uno.

Hace dos días recayó y la internaron, pidió ir a su casa, no quería separarse de su hogar.

Y ya está, en una casa solitaria, tratando de dejar un sello de su vida y los suyos.



Patricia acababa de recibir el mail de su mejor amiga de la infancia desde la otra orilla del océano y  sintió que su pecho crugía, de tiempo, de nostalgia, de una sombra de mañana. 

Ella lo había titulado resumen de mis días entre los que tú también te colaste. 
Y terminaba,  "Gracias Patricia, muchos besos."

Comentarios

  1. Una carta muy emotiva. La matriarca quiere morir en su casa, le entiendo perfectamente. Los hijos y nietos desperdigados, como.siempre.
    En fin, una familia normal.
    Besisimos

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    1. Una familia tradicional en muchos países.
      Sobre todo occidental.
      Besísimos Moony

      (Después paso a saludar, toca ir a trabajar.) 😀

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  2. Una familia como tantas, las letras son un retrato.
    El paso del tiempo, el desgaste, una casa que representa el centro y se va quedando vacía. Hasta que desaparezca la matriarca y entonces...
    Magnífico.
    Tq

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    1. Sí, lo he visto en unas cuantas familias después de muchos años. Y el paso del tiempo es abrumador. Como todo, supongo.
      Tq

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