Ir al rastro y llevarse todo puesto.
-Qué locura...
-Sip, gasté 12 euros y qué pasada. Hay un gallo y una gallina caminando por todas partes y carteles que dicen "estas gallinas son nuestras y están protegidas".
No hay nada más estimulante que una mañana de sol, paseando entre puestos debajo de los árboles y charlas amables y bonitas con los que buscan ganar algo para seguir adelante:
Lugareños, una inglesa vendiendo objetos de la India y vestidos de flores, dos francesas con ropas y carteras, tres finlandeses y la colección de sellos, alemanes con sus Bratwurst y cerveza, dos senegaleses, aquellas de Madrid haciendo la competencia con cientos de joyas, tres colombianos con ponchos y mochilas de lana, un marroquí y sus fósiles, anticuarios, puestos con tarots y cristales de colores, péndulos, pirámides...
La torre de Babel bajo el cielo azul y brisa de mar.
Me encantan los rastros...y comprar mil cositas echas a mano. Jo, qué bien...
ResponderEliminarBesisimos
Síiii, cada sábado el que está muy, muy cerca mío y el grande los domingos.
EliminarHay más pero algo más lejos.
Ahora están reaccionando de a poco y casi sin turistas, pero se llena con los del lugar y residentes.
Los extrañé tanto con la pandemia, porque además de encontrar cosas increíbles era un paseo precioso.
Tampoco hubo por supuesto los de Navidad en escuelas y en las Iglesias alemanas e inglesas, donde incluso se podía almorzar.
Esperemos que todo se vaya normalizando.
Besísimos
Hechas
ResponderEliminarMe gusta ir de mercadillo, siempre se encuentran cosas extrañas, 12 euros son dos mil pesetas de las que ya no se pueden cambiar. Abrazucos
ResponderEliminarA mí también me encantan. Y se pueden encontrar incluso cosas muy valiosas. Tengo un artículo que no recuerdo dónde lo puse, si no lo añadiría, de uno que encontró pertenencias de Ramón Y Cajal. Parece que al vender la casa se quitaron de encima el resto. Y así como ese caso tantísimas cosas.
EliminarPor supuesto nunca encontré nada de eso. 😀
Abrazucos
Estuve hace mucho en uno en Escocia, no era algo profesional como otros que he visto, parecía gente que había montado una mesa de camping y mostraba cosas que no tenían sitio en sus vidas. No compré nada, claro, para qué querría yo hacerme cargo de otras vidas.
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