El otoño que llega y se recuesta entre la llovizna y la luna.
Estaba cansada y harta de voces apagadas detrás de las máscaras.
Empezó a anocher despacio y el gris húmedo de lluvias tímidas, me empujó con fuerza hacia el exterior.
Fui andando con el mismo ritmo del aire y las primeras luces hasta el muelle viejo y solitario.
Pero hoy allí en la última orilla, surgía como niebla una figura vestida de abandono y la simbiosis completa con el paisaje, me conmovió.
Seguí caminando como si estuviera concentrada en el único propósito de enfrentarme al mar y me detuve
haciendo un esfuerzo por ignorarlo junto a una lucha de impulsos distintos: seguir de largo o quedarme y arriesgar una historia vulgar o un drama o tal vez la indiferencia o no o simplemente esperar y retar al argumento que necesitaba:
Un comienzo. Algo.
Te he seguido todo el recorrido paso a paso bajo la lluvia serena, las farolas y al desembocar en el muelle no sé, me identifiqué con esa figura que de pronto percibe que no está solo y también empieza a sentirse tentado a empezar a olvidar o simplemente a empezar.
ResponderEliminarEl relato está "vivo", Luz.
No sé por qué me parece muy tú esa reacción que todo lo percibe y seguirme en el paseo... Jo.
EliminarSiempre cercano.
No es mérito mío para nada.
EliminarHay que dejarse tentar y seguir los pálpitos, ese deambular por el muelle es la misma imagen de la búsqueda. Abrazucos
ResponderEliminarQue bueno eso que dices Ester... Abrazucos
EliminarTe acercaste? Hablaste con él?
ResponderEliminarQué te contó?
Estoy segura de que lo hiciste.
Besisimos
(sh, ya te contaré...)
EliminarBesísimos
.... quizàs esperaba la llegada del "ferry" i empezar nuevo viaje.... quién sabe ? :)
ResponderEliminarSaludos !.
Jajaja.
EliminarAunque un muelle raro para ferrys, pero... :)))
Saludos artur!
Una escena bellísima...
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