Verano y el breve espacio que estuviste

Habías sido una vez en la vida, de los que bailan en una hipérbole y se balancean en la risa con abrazos que ahogan los miedos.

Y me hiciste tocarle el violín a los muros y a las puertas cerradas.

Saltar las rejas y soplar tormentas.

Pero de pronto clausuraste las palabras, cerraste la boca y miraste de lejos.

Esa tarde se quedó sin rostro y las golondrinas se fueron.


Y ahora, otra tarde de verano, con la mansedumbre del aire teñido de celestes y rosados, reapareces entre palabras arcaicas y sonrisas añejas que ya no pueden ser. 

Habías sido una vez en la vida.

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