-Eh Luisito, qué haces aquí en la entrada, llevas una hora y ya tendrías que estar en casa, ¿dónde están tus hermanos?
-¿Lo único que has comido hoy es la merienda que les dimos?
-Sí.
Tenía que reaccionar porque el dolor y la injusticia la estaban quebrando y casi sin voz...
-¿Quieres que te acompañe a casa y antes vamos a comer?
-Sí.
Cerró la puerta del Refugio gastada y bastante ruinosa a donde cada tarde iban felices los niños a pasear perros abandonados y maltratados y compartían una merienda cada vez más copiosa hasta la hora del cierre.
Dos horas donde eran importantes e intercambiaban cariño, alegría, pequeños compromisos y algo de aprendizaje.
Blanca llevó su mano hacia la pequeñita que había estado acariciando cachorritos tan frágiles como él y se fueron juntos empezando ya a oscurecer.
-No sé, por ai.
-Pero mi niño es tarde y deberías ir a cenar. Está empezando a hacer frío y ya aquí no hay nadie. Cómo es que te dejaron solo tus hermanos...
-Siempre me dejan solo, son mayores y tienen sus cosas.
"Mayores", pensó Blanca.
-Pero si no llegan a los 11. A ver cuéntame, por qué no quieres ir a casa.
-Es que no hay nadie, de noche mis viejos trabajan y duermen de día.
-¿Trabajan en una fábrica?
Luisito empezó a reír y su carita se iluminó.
-Señorita Blanca mi madre se va a la calle, se viste, se pinta como pa carnaval y tiene olor a perfume, vuelve a la mañana. Él es camello en el barrio de Panda. En los jardines, ¿ha visto? A veces se lleva a mi hermano mayor porque está borracho. Él nos trae comida de por ai y no puede siempre.
La mirada de Blanca se quedó paralizada en ese cuerpito adulto con ojos brillantes y sabios y cuando logró reaccionar y poner las ideas en orden tratando de evitar las lágrimas, le preguntó:-¿Lo único que has comido hoy es la merienda que les dimos?
-Sí.
Tenía que reaccionar porque el dolor y la injusticia la estaban quebrando y casi sin voz...
-¿Quieres que te acompañe a casa y antes vamos a comer?
-Sí.
Cerró la puerta del Refugio gastada y bastante ruinosa a donde cada tarde iban felices los niños a pasear perros abandonados y maltratados y compartían una merienda cada vez más copiosa hasta la hora del cierre.
Dos horas donde eran importantes e intercambiaban cariño, alegría, pequeños compromisos y algo de aprendizaje.
Blanca llevó su mano hacia la pequeñita que había estado acariciando cachorritos tan frágiles como él y se fueron juntos empezando ya a oscurecer.
(Gracias a ellos fuimos conscientes del drama que vivían los niños del barrio cercano y pudimos emprender una misión paralela junto a ellos para paliar una situación que las autoridades no querían reconocer y que tuvieron que hacer frente. Hasta Aquel día que llegó la orden de desalojo ilegal por parte del ayuntamiento, el cierre y derrumbe.
Habíamos entrado en un terreno peligroso para ellos y vaya a saber para cuántas delegaciones más.)
Algunas tardes Blanca y Luis se citan por allí para ir a cenar. Luís, un muchacho ya, es el encargado de un nuevo refugio donde sigue la tradición de denunciar los casos de niños abandonados hasta que vuelvan a "disgustar a alguien".
Que historia mas lamentable y triste, parece que Luisito es de buena pasta y ha crecido derecho. Abrazos
ResponderEliminarEs muy duro... Tanti abandono.
EliminarSaludos Ester
Maravilloso lo vivido en el refugio que le ha hecho crecer como una persona de bien. Y, también, gracias a Blanca que le supo entender.
ResponderEliminarBesisimos
Eso sí, es una activadad que recompensa todo el esfuerzo que se haga.
EliminarBesísimos Moony
Bien por Blanca. Para que el mal triunfe, basta con que los hombres de bien no hagan nada (Edmund Burke).
ResponderEliminarYo diría que basta con hacer, lo bueno y lo malo siempre se compensa.
EliminarUna realidad que impacta !. Luis tuvo una buena mano en que apoyarse i seguramente, la mano de Luis, apoyarà a muchas personas más. (No todo està perdido!).
ResponderEliminarSaludos.
Luís no se conformó... Por eso nada está perdido.
EliminarSaludos artur
Tan triste como real, hay muchas historias así. Impacta.
ResponderEliminarLuis supo arrimarse a buena gente...
Un abrazo.
Es la lucha Mari Carmen y el seleccionó las herramientas para seguir.
EliminarUn abrazo
Lo que más me ha gustado, por muy sencillo que parezca,( solo lo parece)es el lacónico "sí", del chico cuando ella lo invita a cenar. Creo que es el primer paso para salir del pozo donde está a punto de hundirse, del que fan difícil es luego salir.
ResponderEliminarSí... Gracias por fijarte Gabiliante . Así contesta un niño. :) y es lo que lo hace inefable.
EliminarEsto ya es... ¿Tú sabes que siempre recuerdo el lugar? y ya hace unos años que terminaron con él.
ResponderEliminarQué impotencia y lo hicieron por detrás y como dices ilegal.
Tan triste por todo, los niños, los perros, las plantas y aves y sin ayuda económica estatal.
Pero hicieron el favor hacía 30 años de firmar un acuerdo para construir en una tierra que ni siquiera era suya, sino de costas y que no se podía usar para nada más.
Hasta que lo de los niños se les fue de las manos y estoy seguro que no salía del ayuntamiento sino de mucho más arriba, igual que la residencia de ansianos cerca de allí que también desalojaron.
Tendrías que escribir sobre eso, aunque no pongas nombres, muchos se reconocerán y el asilo fue un escándalo.
Con el Refugio y el asilo se llevaron por delante lo que cobijaba tanta necesidad.
Muy triste Luz y has sabido plasmarlo en un diálogo.
Qué más puedo agregar Lexter, todo se dijo, se hizo, pero...
EliminarUn relato en verdad sobrecogedor.
ResponderEliminarUn abrazo
PD_ Colega, me hiciste una pregunta en mi entrada sobre viajar en tiempos de pandemia y la respuesta a ella es afirmativa. Búscame si quieres por Facebook, aparezco con mi mismo nombre y hay una referencia a Estocolmo en mi perfil. Si quieres, podemos hablar por el messanger (privado). Tú me entiendes ¿verdad?
Qué lindo me encantó lo de "colega" :)
EliminarNo estoy en Facebook, de todas formas voy a ver cómo me las ingenio... ¿Vale?
Creo que sí, que te entiendo. Aún entre líneas.
Fabulous blog
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