Miroslav Dobrochna
En el puerto, donde arribaban y zarpaban cada día los grandes mercantes, no cesaba jamás la actividad en medio del vocerío y la agitación.
Por la noche cuando terminaba la faena, Miroslav Dobrochna entraba en la misma taberna de las cientos que se abrían a la dársena.
Joven con piel curada a base de sol y sal pedía el Zubrowka hasta que la mirada quedaba en el aire y Gutka se acercaba con el bombón de esa noche, una de las cientos producto del tráfico. Apenas unas horas porque el mercante partía nada más descargar y cargar.
Una de esas tantas noches se enamoró de Alka, pelirroja muy alta y flaca arrancada por la mafia del mísero barrio de Powiśle en Varsovia con algo extraño en la mirada o eso pensó en medio de la nube etílica.
Después, en la travesía su imagen no lograba borrarse. Hasta que una noche se decidió y le preguntó si quería vivir con él, tenía demasiado dinero sin gastar y podía comprar una casa que llevaba tiempo imaginando.
La casa daba a una calle del arrabal, donde vivían polacos, italianos, españoles que iban construyendo las viviendas según la necesidad. Había una tienda que vendía lo esencial y a la vuelta estaba la panadería, con la carnicería y verduleria enfrente y la farmacia en la esquina.
Tuvieron mellizas y una pequeña más.
Entre el ir y venir de sus viajes, reparó que tanto Alka como las mellizas cambiaban sus expresiones y modo de caminar. Sin embargo la pequeña Krista era toda vida y alegría.
Bárbara, la maestra que vivía enfrente solía corregir los ejercicios y exámenes hasta muy tarde. Eran las dos de la madrugada y unos gritos estremecedores treparon por el silencio. Vio como Alka, seguida por una de las torpes mellizas, recorría toda la calle haciendo eses y gritando algo así como "¡chc...e si...e napic!" *
Todos los vecinos conocían el drama y ninguno salía.
Alka era alcohólica y Miroslav dejó de darle dinero, sólo una libreta con la que podía comprar lo necesario en las tiendas del vecindario menos alcohol.
Así es como ella comenzó a traficar con las mellizas que tenían un grave retraso mental.
Las ofrecía a cambio de alcohol.
*chcę się napić (quiero un trago).
Nota: Desenlace aparte del relato para que no exceda demasiado la cantidad de palabras establecidas.
Esta historia de los años 70 es real. Parece ser, según Bárbara la maestra, que Miroslav para no crear escándalo que pusiera en peligro a sus hijas o que se las quitaran, llevó a Alka a la taberna con el dolor de no poder ayudarla pagando cada mes a Gutka para que la protegiera. Mandó llamar a una hermana viuda y sin hijos y contrató a dos amigos retirados para vigilar la seguridad. Nunca más volvió a una taberna salvo cada fin de mes ni bebió alcohol. Su obsesión era saber quiénes abusaron de sus niñas.
Todos somos esclavos, depende del escalafón.
Convocatoria de Campirela desde su blog Campirela_ con el tema "esclavitud".
Una historia muy triste donde vemos como a veces las situaciones personales tan al límite, se reproducen de generación en generación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es Noelia. Puse más abajo un comentario con todos los elementos que intervienen que como tú dices puede extenderse.
EliminarVaya, un abrazo Noelia.
EliminarEs una historia aterradora. La realidad supera a la ficción, sin lugar a dudas. Besos :)
ResponderEliminarSiempre lo he pensado, no hay historia de terror cuya base no sea la realidad.
EliminarBesos :)
Estremecedor, esclavas de su propia madre, es lo mas triste que he leido y ademas es real. Un abrazo grande
ResponderEliminarNo solo eso. Esa madre fue esclava, la llenaron de alcohol.
EliminarY para la prostitución y la pedofilia hacen falta dos partes, pedófilos esclavos de esa enfermedad y las niñas... Y él...
Un abrazo grande.
Que historia nos has contado y encima real , la vida a veces se ceba con familias por las adiciones que nos llevan a situaciones limite. Son otro tipo de esclavitud que hace temblar la estabilidad del hogar, en este caso las hijas las perjudicadas y de que manera..Gracias Luz por tu participación.
ResponderEliminarUn besote y muy feliz día.
Una cadena de esclavitud donde todos son víctimas.
EliminarGracias a ti por tu tiempo y trabajo.
Un besote
Ufffffffffffff, dios mío, que fuerte. Me ha entrado un escalofrío tremendo. Su propia madre las esclavizó para poder consumir alcohol, durísimo. Tremenda historia que pone la piel de gallina, las adicciones no generan nada bueno y en este caso malogró las vidas de las dos niñas y al final la de toda la familia.
ResponderEliminarAbrazos
La madre también fue esclavizada, explotada y maltratada de niña y conducida al alcohol. No era muy normal que digamos.
EliminarY los que le daban alcohol a cambio de... Uf.
Abrazos
Estremecedora y terrible historia de la vida real. así como tantas otras que desconocemos y que se viven a diario.
ResponderEliminarMuy buen relato, estupendamente elaborado.
Luz, no tengo palabras para agradecer tus visitas y la generosidad de tus palabras en mi blog. Un abrazo grande.
Respondo esto por aquí porque es difícil que regresen por las. respuestas a los comentarios, pero me lo pensaré...
No tienes que agradecer nada Maty.
EliminarContesto lo que me gusta, lo que siento y si no me importara no lo hago, lógico. Y tú despiertas sentimientos y emociones que para mí enriquecen.
Tú has como desees, puede que haya algunos que solo vayan, te dejan unas palabras y a otra cosa otros quizás no. Ya verás...
Un beso grande
Jajaja, disculpa mi error Maty: "haz" 🙊
EliminarJaja un errorcillo así en alguien que escribe como tú, inmediatamente se nota que fue un accidente.
EliminarSí Luz, si agradezco tus palabras es porque eres genuina, eso se siente.
Y mira, yo sí regreso ☺️
Un beso.
La historia pone la piel de gallina pero me quedo con la frase final. Todos somos esclavos, depende del escalafón.
ResponderEliminarBesisimos.
Es que para mí es así, todos somos esclavos de algo y de alguien...
EliminarNo recuerdo en este momento la novela, importante, eh, de hace dos siglos. Decía la mujer es esclava del hombre y el hombre del estado... (a ver si recuerdo el autor...)
Besísimos
dicen que la peor cuña siempre es de la misma madera.
ResponderEliminarVaya, lo siento, no sé a qué te refieres, jo. La frase sí, pero no sé cómo encajarla.
EliminarMuchos aún se preguntan por qué el alcohol es una droga dura. El alcohol puede convertir un ángel en un demonio, y finalmente destruirlo.
ResponderEliminarUf y tanto...
EliminarSe trata en realidad de una cadena. Primero él y sus viajes, luego ella y la trata de blanca que va originado una serie de consecuencias en este caso: la adicción al alcohol, la prostitución infantil, la pedofilia.
ResponderEliminarUna realidad que está ahí, que nos rodea...
Es que su madre era una niña cuando se la llevaron para explotarla.
ResponderEliminarNo puedo creer que el tigre... Ahí, tan cerca, ay.
Un abrazo y buen jueves todavía.
Donde está la magia que puede producir un loco, cuando la vida te golpea con todas estas historias.
ResponderEliminarVuelvo a mi rincón, pensando que nunca la leí.
Tras la ventana el aire enfría mis pulmones y a veces la razón.
Ay Gustab, tu propuesta... Mira ahora la hago que queda poco para el domingo.
EliminarPuedes seguir o salir de tu rincón, es tuyo.
Terrible. No se me ocurre más que decir. Un abrazo
ResponderEliminarYo también creo que lo es.
EliminarUn abrazo
Hola Luz , un crudo relato , es muy real
ResponderEliminarme a gustado muchos saludos de flor.
Un placer que te haya gustado Flor
EliminarMuchas saludos
Tremendo y terrible relato. Se me encoge el corazón al ir leyéndote.
ResponderEliminarNo tengo palabras.
Un abrazo, Luz
A mí también me ha costado escribirlo...
EliminarUn abrazo Myriam.
Hola Luz, me has dejado sin cuerpo. Una narración magnífica y una realidad terrible.
ResponderEliminarUn abrazo.
Realmente es muy fuerte Esther.
EliminarUn abrazo
Tremendamente estremecedor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tremendo. Un abrazo
EliminarEs que tiene que ser real, por fuerza. Qué impresionante...
ResponderEliminarTodos esclavos de varias tragedias.
Es que inventar eso me parece imposible. Es tan retorcido.
EliminarVerdaderamente y sin exagerar deja sin palabras...
ResponderEliminarSí Marcel.
EliminarMe he quedado sin palabras al leer el final del relato, habría que saber la causa del alcoholismo si no fue a causa de una esclavitud a la que estaba sometida por la vida que le daba su marido. en fin... no pensarlo porque es extremadamente cruel.
ResponderEliminarEs que esta todo encadenado, una acción lleva a la otra es horrible todo.
EliminarEs verdad Tracy.
Lo horrible es que esté basado en hechos reales *.*
ResponderEliminarMe llamó mucho la atención Miroslav, que creo que tenía buen corazón.
Un besazo, Luz.
Así es y de los años 70.
EliminarLa maestra cuyo nombre no es ese, lógico, era una de las vecinas.
Me da que no hay maldad sino lo que les tocó vivir.
Un besazo Dafne
Que relato más estremecedor. Desearía que en la vida real , no existan muchas historias parecidas a la que nos compartes. Un tema desde luego muy impactante.
ResponderEliminarBesos y feliz fin de semana.
Hay muchas historias estremecedoras, afortunados son los que no las conocen.
EliminarY si hay demasiadas, esta en vidas sufridas, pero las hay muy duras en grandes grandes mansiones, con magnates y lo que hacen bastantes famosos con los menores. O la esclavitud... Bueno no sigo 😀
Besos Berta
Terrible lo que se cuenta, la mujer de la que se enamoró alguien, se convirtió en alguien excecrable.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bueno no era una mujer digamos normal sino una víctima del tráfico de blancas, de ka, esclavitud de la prostitución y lógico del alcohol, la droga.
EliminarLo que habría que ver también quiénes le pagaban con alcohol por dos niñas y en esas condiciones.
Que horror! Difícil de imaginar algo peor. Encima con niñas deficientes mentales.
ResponderEliminarSolo podía ser verdad... para ser tan horrible. Si fuera ficción, ko sería verosímil..
Abrazoooo Luz
Si...no puede ser sino real. Es como tú dices.
EliminarAbrazo Gabiliante