Los abrazos de Juan Manual
Hace unos años, la vida de Begoña cambió por completo. Separada desde una edad demasiado temprana, tuvo que enfrentarse a su devenir con 4 hijos producto del desconocimiento, de la inexperiencia y una educación deficiente. En parte pasó a depender de sus padres perdiendo independencia y autosuficiencia.
Se fue convirtiendo en una mujer débil, poco comunicativa y nurse de sus hijos.
Renunció al amor, a buscar un destino propio tanto de trabajo como de hogar. Era para todos como un sombra doméstica a la que se habían acostumbrado, hasta el día en que su padre fue internado de urgencia por una diabetes galopante que necesitaba de diálisis periódica. Es así como Don Antonio compartió habitación con Juan Manual, enfermo crónico que llevaba allí cinco años, con varias operaciones, algún shock y un carácter rotundamente social y comunicativo. Más que la habitación de un hospital de crónicos, parecía la sala de un hogar, con libros, adornos, cuadros cubriendo las paredes blancas además de objetos y aparatos que le llevaban para armar con lo que ganaba algo de dinero, se entretenía y mantenía una obligación que lo enorgullecía. Conocía toda la planta y sus moradores, a los que visitaba cada día, les llevaba regalos, chistes y cuentos escritos por él. Se mantenía al tanto de su salud y consultaba con médicos y enfermeras.
Solo lo visitaba un hijo adolescente y al llegar el padre de Begoña, todo se llenó de familia, de algarabía, de charlas, aquello que le faltó desde que se quedó solo al morir su mujer.
Sin embargo el destino le estaba preparando otra sorpresa: Begoña, con ojos almendrados, melancólicos y suaves cuya mirada fue filtrándose día a día llenando todos sus espacios vacíos.
Y empezaron a amarse, a sentirse, a pasear por los pasillos como si fueran caminos de un bosque y a compartir el té de las tardes en la cafería, con las manos juntas, palabras de amor y cientos de poesías que no podía dejar de escribirle. Había llegado para él el tiempo de los abrazos jóvenes, infantiles, de abuelos y el del amor de una mujer que jamás pensó que podría encontrar. Se sintió recibido como padre también de cuatro jóvenes que deseaban tener uno.
Pero la vida es dinámica y los cambios permanentes. Los cuentos duran un tiempo breve y así es como después de una noche agitada con todos sus queridos, el padre de Begoña dio el último suspiro.
Juan Manual volvía a quedarse sin compañero, sin risas pero no de Begoña, que iba todos los días y lo abrazaba, se abrazaban muy fuerte con una cadena de planes para el futuro.
Ella consiguió un pisito y él con todos los consejos y asesoramiento médico, se mudó una tarde; ya no tenían que compartir a escondidas una estrecha cama de hospital. Hacían el amor, paseaban por el parque, visitaban amigos, comían con los hijos, festejaban cumpleaños, calculaban el régimen, mientras continuaba la diálisis, una operación de la vista, una pierna... y dos desmayos hasta el último shock.
Begoña recuerda aquel día en que él le dijo que los abrazos le regalaban la vida.
Cuando se fue definitivamente yo también sentí que una gran fuerza, la de sus brazos cálidos, habían dejado un lugar solo para él.
Dios! Necesito respirar hondo. No puedo, ni quiero, evitar está emoción. Esto es la vida, a más de cambios constantes, permanentes, algún respiro, una Tregua, como la de Benedetti.
ResponderEliminarHermoso hermoso relato que me hace escapar unas lágrimas. Tristeza y alegría a la vez, porque dentro de todo la fuerza de ese lugar sólo para él... Ahí está.
Un inmenso abrazo Luz, gigante y muy muy agradecido. Mejor dos, o tres.
Vaya... Un abrazo gigante compartido, muy, muy grande y luminoso y sí dos, tres... infinito.
EliminarQué historia tan bonita, de esperanza y amor, de segundas oportunidades. Me ha encantado.
ResponderEliminarBesos.
EliminarSon hechos que nos dicen que nunca hay que abandonar...
Besos Noelia
Una historia que empezó siendo de solidaridad y amistad y se convirtió en amor, pero como tú dices las cosas bellas duran poco, pero seguro que a ella le servirá para llenar de recuerdos bonitos el resto de sus vidas.
ResponderEliminarGracias por participar en este Jueves con esta historia llena de esperanza.
Un fuerte abrazo.
Gracias a ti Tracy por esta convocatoria tan especial y tan bien llevada.
EliminarUn fuerte abrazo.
Cuando una historia de amor comienza primero por amistad es para toda la vida . Estupendo regalo nos has dejado y esos abrazos tan sinceros y necesarios. Un abrazo inmenso muakk.
ResponderEliminarSon hechos inolvidables aunque pase el tiempo y quedan para enriquecerte.
EliminarUn abrazo inmenso y Muakk
Que cosas tiene la vida, qué cambios y que mezcla de bueno y malo, alegría y tristeza. Me he quedado prendida con tu historia, la he leído despacio y te dejo mi abrazo
ResponderEliminarSiempre esa mezcla inevitable, pero van quedando los momentos hermosos vividos con intensidad.
EliminarAbrazo Ester.
Que hermosa historia, qué bonito, qué preciosidad. Me alegro que se encontrasen, que se abrazasen el tiempo que tuvieron, que sintieran felicidad. Besos y en este caso un fuerte abrazo cariño :D
ResponderEliminarTenían que encontrarse y en un sitio impensable.
EliminarBesos y abrazos llenos de cariño. :D
Tremenda historia....que hace pensar en todos los abrazos que no damos.
ResponderEliminarVivieron el amor de una forma preciosa.
Besisimos
Y a cuántos les pasará lo mismo.
EliminarBesísimos
Que extraña es la vida. Nos lleva por donde quiere, a través de la multitud de caminos que de vez en cuando se encuentran , y entonces surge el amor. Un hermoso episodio , de dos seres necesitados de abrazos.
ResponderEliminarPrecioso lo que nos compartes. Bravo .
Abrazos enormes desde la distancia, espero que te lleguen.
Sí, muchos hablan de vivir como si fuera un camino y para mí son miles y miles de senderos y recovecos.
EliminarClaro que llegan y van hacia ti con la misma fuerza. :)
Tremendo relato, rápidamente lo he visualizado
ResponderEliminarcomo un corto de cine, sin duda sería espectacular
una historia precisa para inundar los ojos
de esa belleza inolvidable que es el recuerdo.
Un placer Luz.
Qué bonitas palabras Javier, como se nota que eres poeta. :)
EliminarUn placer y bienvenido.
Que belleza este relato. Los abrazos le dieron más vida a ambos. Fueron esperanza y amor. Me encantó leerte!
ResponderEliminarSí... Y logró seguir viniendo a pesar de todo con plenitud y ella también a pesar de la inquietud.
EliminarBienvenida Sindel.
Muy emotiva historia. Puede que el amor se haga esperar, pero si se está abierto a encontrarlo, seguro llega. Un abrazo
ResponderEliminarEso Mónica, los dos estaban abiertos para recibir y dar.
EliminarUn abrazo
¡Hola, Luz! Una bellísima historia de amor, de esos que uno encuentra donde y cuando menos lo esperas. En el momento y situación precisa, como una llave y una cerradura. Un relato cargado de emociones y sentimientos de esperanza, incluso al final. Un abrazo!
ResponderEliminarY siempre pasan cosas así En cualquier momento y situación, sí. Hay tantas historias que contar que parecen coincidencias y vaya a saber...
EliminarUn abrazo David!
Una historia dinámica como la vida misma, llena de ternura, dedicación y esperanza. El amor todo lo puede, y si se vive con intensidad, resulta bien vivido. No importa que el tiempo sea breve. Queda la experiencia.
ResponderEliminarUn abrazo bien fuerte desde aquí para ti, Luz
Y tanto, es una historia real, sin agregados y que nos conmovió a quienes estábamos cerca.
EliminarElegí está historia porque además de ser una maravilla de persona él era de dar abrazos sentidos...
Pues eso, un abrazo Myriam.
Una historia conmovedora... la intensidad de vivir puede aparecer en cualquier momento y de cualquier modo.
ResponderEliminarBss
Cierto, por eso aquellas personas que sufren porque nunca le suceden cosas en la vida, que se sienten fracasados en lo que sea, en el momento menos esperado, surgen los sueños.
EliminarBss
Todos te lo han dicho y yo lo confirmo también. Bella historia, tierna, que impregna y acaricia. Intensa como la vida misma que unas veces nos da y otras nos quita. El amor no sé si todo lo puede pero ayuda mucho.
ResponderEliminarUn abrazo inmenso y muchos besos, Luz.
No sé, yo pienso que el amor, sin otros aditamentos que pueden ser más pasajeros, es como decían los griegos la fuerza que mueve el universo.
EliminarUn abrazo inmenso también para ti Mag y muchos besos.
Emotivo relato, Luz. Un placer disfrutar de tus letras.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Gracias por tus palabras.
EliminarUn abrazo enorme.
Begoña al fin conoció el amor, pero ese bueno, el de verdad. Una historia preciosa, un abrazo real. Besos.
ResponderEliminarEs cierto Molí, lo conoció...
EliminarBesos
¡Ay Luz! conforme iba avanzando el relato me he ido quedando sin respiración. Pienso que el amor es la fuerza mas potente del universo; lo puede cambiar todo aunque todo quede aparentemente igual. Me ha emocionado la historia de amor de tu Begoña con Juan Manual.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande relleno de abracillos para celebrar tu relato y el día.
Y yo también lo creo, la fuerza del universo.
EliminarFue un episodio muy emocionante que me tocó de cerca y no solo por la situación de su enfermedad sino un acercamiento hermoso lleno de sentimientos.
Qué bonito... Otro abrazo relleno de abracitos...
La solidaridad a veces se transforma en amor. Hay vidas duras, que por suerte, tienen una contrapartida luego. Ls hay que no, pero vaya, por la esperanza de que lo bueno esté por llegar siempre
ResponderEliminarBien hilado. Un abrazo
Una solidaridad mutua que se crea sin tener en cuenta eso. La vida siempre es dura, para unos parece que más que otros, pero en todas hay algunas compensaciones, creo.
EliminarUn abrazo
Un amor duradero comienza con una amistad, lo sé bien....
ResponderEliminarUna muy buena historia,
Un beso.
Hum, qué curiosidad me ha entrado... ;)
EliminarUn beso.
Un abrazo tiene mucho poder.
ResponderEliminarMuchísimo...
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