Serge, una voz en el silencio.
Había recorrido muchos kilómetros desde que lo vi en aquel almuerzo en Montpellier con Albert y sus amigos de la universidad.
Con él fui descubriendo lo que en un principio me pareció una carga horrible de siglos que tenía Monpellier 1 y me imaginé a Nostradamus y sus futuros deambulando por pasillos con fachada palaciega.
Serge vivía en un estudio en la Résidence Campus des Métiers al que no entré...
Un hombre hermoso, sí, tenía 23 años y no sabría definirlo mejor. Una pocas manchas en la cara con una mirada luminosa pero con un halo diferente que no parecía un rasgo de anatomía.
Solía mencionar al doctor Bertrand Cauchoix, un médico muy especial según él que no pertenecía a la uni y aunque sin darle importancia, me llamaba la atención.
Sensible y cercano, siempre atento y amoroso sin intimar. Empecé a desearlo; la atracción era fuerte y por momentos irresistible. Pero él mantenía un espacio amplio entre ambos. El mismo que defendía con los demás.
Como yo no residía en Montpellier, mis viajes eran cada vez más seguidos y al regresar, estaba allí esperando en la estación con sonrisa amplia y voz cálida. Un beso delicado y sin refugio íntimo.
Tía Rose siempre me recibía entusiasta al abrir la puerta junto a Florie.
Esa vez estaba distinta. Me miraba con ternura y trataba de ponerse protectora. Serge presentaba demasiadas incógnitas no solo para mí. Tía Rose apoyada en las confidencias que le hacía, empezó a sentir curiosidad. Lo conoció en una escapada hacía un año y le encantaba a pesar de su reserva.
Esa noche, sentadas en la sala siempre reconfortante y cálida y después de un silencio que precedía a una confidencia seria, se decidió a contarme sus pesquisas.
Serge es un "protegido" de Bertrand Cauchoix...
-¿Qué significa "protegido" y que tiene que ver Bertrand Cauchoix?
-Que Serge tiene el bacilo de Hansen.
...
-No, imposible tía, no, no puede ser en Francia, en 2019. ¿Cómo va a ser..?
-No fue en Francia sino en una colonia de Madagascar donde hay casos agudos aún. Y no se permite salir a los que están curados, no sólo por la impresión que causa la enfermedad sino para mantener el lugar. Todavía quedan algunos centros en Europa ocultos donde se han quedado viviendo por las secuelas, el repudio y el abandono.
-Pero él está sano, tía, solo unas manchas.
-Ya, pero te imaginas que alguien se enterara de lo que es con tanta ignorancia. Lo más probable es que Serge siga traumatizado aunque su médico amigo lo haya enviado a estudiar y continuar con una vida normal y mejor.
No sabía cómo decirle a Serge y sobre todo que no me importaba, que quería estar con él. Que debía confiar a pesar de la sociedad tan absurda.
Y llegó la oportunidad, tenía miedo que se alejara más. Se lo expliqué llorando y él, que se mantenía rígido, comenzó a derrumbarse. Muchos años callados. Con un candado en su vida, en sus sueños.
Se dejó abrazar y como nunca sentí su calor, su fuerza. El anhelo total.
Vivimos unos meses caminando por las viejas calles y amándonos en su pequeño estudio. Festejamos el fin de año con tía Rose y la promesa de seguir unidos.
Cerca de Denia, donde pasé 20 veranos, hay un centro donde viven bastantes personas. La mayoría curadas pero como Serge, con la vergüenza en la piel.
ResponderEliminarUn relato hermoso y triste.
Besisimos.
Pues sí Moony, se trata de la lepra. Es una enfermedad curable y a pesar de que existen tratamientos desde hace tiempo, cada año se registran 200 mil nuevos casos por pobreza y abandono.
EliminarEl Dr. Bertrand Cauchoix es asesor médico de la Fundación Raoul Follereau en Madagascar.
Besísimos.
La leproseria de Alicante se llama Fontilles y es la última de Europa.
ResponderEliminarSí, recuerdo que me contaste aquella vez que publiqué este cuento. Tuvo que haberte quedado muy grabado y no es para menos.
EliminarUna historia intensa en que el amor logra superar las barreras que encuentra. Gracias por compartirla en nuestros encuentros jueveros, Luz. Un abrazo
ResponderEliminarTodo mal busca compensación..
EliminarMe gusta mucho participar de estos encuentros, con temas propuestos tan buenos y dentro de un grupo con tanto entusiasmo y deseos de compartir, además de calidad.
Un abrazo Neogeminis.
Conmovedor a más no poder. Cómo quisiera transgredir las barreras que me abruman desde la impotencia al querer con toda el alma poder hacer algo, algo en favor de estos que se aman. Algo, lo que sea! para que las historias tuerzan sus caminos en contra para volverlos todo lo contrario.
ResponderEliminarUn gran abrazo desde el amor que siento.
Ay Maty y yo...
EliminarPero siempre se dan estas historias que se anteponen a la tragedia o a lo incomprensible de la sociedad.
Otro gran abrazo 🤗
Qué bonito. Me parecía estar leyendo el principio de una novela del diecinueve.
ResponderEliminarUn abrazo.
Vaya... 😀
EliminarEs que no me di cuenta y me he pasado, jajaja.
Un abrazo.
En un momento en que estamos inmersos en contagios hablar de la lepra es abrir paso a la información de una enfermedad que no está pasada de moda que aún está entre nosotros. El toque romántico es una caricia. Abrazos
ResponderEliminarEs que todas las enfermedades las han tapado con el C19 y es como si fuera la única amenaza, mientras millones de personas sufren por tantísimas otras y que todos podemos padecerlas.
EliminarHay que poner una caricia en la vida. Abrazos.
Lo cínico es que el supuesto mundo desarrollado se llena la boca con la igualdad y los derechos humanos. Pero es una historia, ya demasiado larga, que hay otro mundo oscuro habitado por los desfavorecidos, en el que campan la hambruna y la enfermedad. El ultraje de aquellos que tienen el poder del dinero no tiene límites.
ResponderEliminarUf y lo peor es que todos esos mundos son este.
EliminarEs precioso y además muy de acorde con todo lo ocurrido. Como siempre, maravillada. Besos :D
ResponderEliminarY lo que ocurre...
EliminarBesos :D
El amor una vez más vence cualquier obstáculo está vez una enfermedad que le tenía alejado del sentimiento,pero que logró vencer. Una historia que bien pudiera ser real.😘😘😘.
ResponderEliminarPasa con muchas otras y lo hemos visto con este C19, el miedo a los y de los demás.
EliminarMuy real 😘😘😘
Enfermedades que dejan huellas dolientes, muchas de ellas, con las que aún convivimos; pero si hay una huella férrea e imperecedera, es aquella que produce el amor a pesar de todo, a pesar de tanto…
ResponderEliminarMagnífica participación, querida Luz.
Real y emotiva…
Un abrazo grande, y muy feliz día 💙
Es que el amor es una fuerza que todo lo mueve, por eso seguimos.
EliminarUn abrazo querida Ginebra y feliz viernes
Una historia que sirve como denuncia, a las enfermedades que aún continúan activas en los tiempos actuales y los medios de comunicación las ignoran.
ResponderEliminarUn placer leerte. Dejas huella.
Eso que dices es lo que quería escribir Berta, demasiadas enfermedades ignoradas y escondidas.
EliminarBueno... Tú dejas huella siempre.
Qué relato más lindo, Luz, qué romántico, me encanta, además tan bien salpimentado con fotos. ¿Sabes que me has recordado por el tema que tocas a la película Una pastelería en Tokio?, seguro que la conoces pero si no la conocieses, está completa en la red, no te la pierdas, estoy segura que te gustará. Como siempre, es un placer leerte.
ResponderEliminarBesos y feliz viernes.
Síii, la vi hace unos 7 años en el cine, es preciosa y el personaje de la anciana conmovedor. Además como caracteriza al cine japonés actual con una sensibilidad exquisita y poética. Y los cerezos...
EliminarHace unos años asistí a una conferencia del Dr. Cauchoix y lo que relataba impresionaba, que una enfermedad que se puede prevenir y que además ya tiene cura hace tiempo y que aún persista en todos los continentes incluido el europeo, es que no das crédito y fue cuando escribí este relato como un desahogo sobre todo.
Ídem Esther 🙂
Besos y un buen viernes.
Pues sí Mari Carmen, los denominados del primer mundo también tenemos mucha enfermedades que debían estar erradicadas pero no conviene parece. Un abrazo y gracias a ti.
ResponderEliminarsin duda hay sucesos hechos enfermedades que te impregnan, te marcan para siempre
ResponderEliminaren la actual sociedad de la tolerancia los viejos tabús siguen para determinadas enfermedades
y no vale la comprensión no vale la calidad humana del enfermo por que como el aceite y el agua
instintivamente nos separamos. Un abrazo
Es cierto, ha sido tabú desde siempre y erradicar algo así es muy difícil aunque tenga cura.
EliminarUn abrazo rodolfo.
Muy bien relatado ^^
ResponderEliminarPues gracias :)
EliminarMe gusta... tengo la impresión de que podría continuar con esa frase final... mirando la frontera abierta
ResponderEliminarBss
Uf, esa frontera que se fue abriendo, que valor tiene ahora.
EliminarBss
Un telato precioso y conmovedor y me parece fenomenal que des visibilidad a esta enfermedad . Un abrazo preciosa 🤗
ResponderEliminarEs que el B19 borró todo.
EliminarUn abrazo y bienvenida.
Estaba desinformada, creía que no era curable y me ha alegrado que sí.
ResponderEliminarCurioso, en dos ocasiones he tenido covid y desde la primera vez que me sucedió me di cuenta que las personas, cuando ha pasado, ellas aún conservan ese muro colocado y nunca lo quitan del todo.
Un bonito relato
Abrazo
Ya sí tiene cura.
EliminarOh, te dio dos veces... Eso nunca pasó con los virus naturales, increíble y supongo todo lo que ha significado para ti y el temor que ha quedado. Uf, espero que vayas olvidando todo y puedas abrirte.
Un fuerte abrazo.
Una gran historia de amor , con un titulo muy bien escogido y con desarrollo temporal. Las barreras siemprs se pueden franquear, y al que no le guste, wue no mire. Para él debio ser duro najar la barrera y para ella tambien acometer, conociendo los antecedentes y el casi seguro rechazo
ResponderEliminarBesoss Luz
Es lógico que cueste bajar esas barreras como dices, se trata de una enfermedad tan antigua que es como que nunca se ha podido borrar ese estigma.
EliminarSeguramente seguirá siendo el secreto de los dos, bueno de los tres.
Besos Gabiliante.
Precioso Luz una historia de amor donde los límites al final sólo se los ponen ellos y las circunstancias externas como el COVID. Por fin se abrió la frontera es todo un canto a la esperanza. Besos.
ResponderEliminarPues al final fue eso, el Covid, sí.
EliminarY se acabó cuando abrieron las fronteras y pudieron vivir su historia.
Besos.
Yo también creo que el amor puede con todo, pues nos empuja a luchar con todas nuestras fuerzas para seguir viviendo con la persona a la que amamos.
ResponderEliminar"Y al fin se abrió la frontera..." Qué forma más bonita de cerrar el relato *///*
Me pregunto si las fotografías son tuyas.
Un besazo, Luz
Yo también creo eso, lo que pasa que generalmente se llama amor a otro sentimiento.
EliminarSe abrió esa frontera y espero que se sigan abriendo todas.
Dos sí y las otras de un amigo.
Un besazo, Dafne.
Me has dejado con la miel en los labios, con lo interesada que estaba de ver el desenlace...
ResponderEliminarEspero que alguna vez lo continúes.
Un besito.
Pues sí, podría seguir la historia, quién sabe. :)
EliminarUn Besito.
Un relato emocionante que nos revela una realidad de la cual muchos no somos conscientes. La educación para evitar prejuicios es fundamental. La lepra medicada no contagia pero el estigma social es brutal y esto debe cambiar. Tu personaje femenino fue muy valiente al atreverse a escuchar esa voz en el silencio, voz que clamaba por amor.
ResponderEliminarUn abrazo, Luz
Ese es el problema, el estigma que ha, dejado, una enfermedad tan antigua, tan rechazada, tan temida con enfermos encerrados, apartados.
EliminarY aunque hace tiempo que tiene cura, no es tan sencillo que sea aceptada.
Me encanta esa frase final que has puesto.
Un abrazo